El Internet de las Cosas, el próximo paso en la evolución de los dispositivos inteligentes

El Internet de las Cosas, el próximo paso en la evolución de los dispositivos inteligentes

El llamado Internet de las Cosas o Internet of Things de momento es más algo teórico que algo tangible. Se sueña con ello, pero todavía queda mucho tiempo hasta que se consiga de forma sólida. Es un fenómeno que avanza cada día, paso a paso, acercándonos a una nueva era en la que nuestro concepto de Internet se redefinirá por completo.

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Vivimos en un momento tecnológico en el que florecen los llamados "dispositivos inteligentes", donde aparatos que van desde una nevera a una televisión, y los ya conocidos ejemplos de los ordenadores y los teléfonos móviles, tienen conexión a Internet. De momento funcionan de forma más o menos aislada, con algunos ejemplos de sincronización entre aplicaciones, pero realmente no están interconectados entre sí.

Llegar a conseguir una red de dispositivos relacionados entre sí mediante una conexión a Internet es lo que se persigue con este proyecto, que vamos a intentar definir mejor en este artículo.

¿Qué es el Internet de las Cosas?

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Como decíamos más arriba, a grandes rasgos podemos definir el Internet de las Cosas como una red de dispositivos interconectados entre sí. Antes hablamos de dispositivos electrónicos, pero su campo de aplicación no se limita sólo a ellos. De momento es algo que suena bastante utópico, pero intentemos poner un ejemplo para que se entienda mejor.

Supongamos que colocamos etiquetas con chips electrónicos que se conectan a Internet. En cada uno de ellos podemos incluir toda clase de información sobre el producto en el que acaba fijada, que podría ir desde un paquete de café molido a un tren de alta velocidad. Si esos chips se conectan a Internet, haciendo uso de los protocolos IPv6 se podrían gestionar eficientemente todos esos productos, lo que conllevaría a una profunda transformación de la vida cotidiana tal y como la conocemos.

Esto supondría que desaparecerían conceptos como los productos robados o fuera de stock, ya que gracias al chip que incorporaría cada uno podríamos consultar, desde cualquier dispositivo inteligente, desde su disponibilidad en almacenes o su geolocalización exacta, o, dicho de otra manera, se podría obtener información instantánea sobre cualquier tipo de objeto.

Entrando en datos más específicos, se estima que se deberían codificar de 50 a 100 millones de objetos con estos chips para conectar entre sí a todo el planeta. Este cálculo se hace tomando como base el dato estimado de que todo ser humano está rodeado de entre 1.000 y 5.000 objetos.

Problemas de aplicación del Internet de las Cosas

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La teoría del Internet de las Cosas suena extremadamente bien, pero como decíamos en la definición se trata de una idea más bien utópica. Es muy difícil conseguir que todo el planeta esté conectado a Internet. Quizá no todo el planeta, pero como mínimo los objetos de uso más cotidiano, entre esos 1.000 y 5.000 de los que hablábamos antes. Sin embargo, no es aquí donde surgen los mayores problemas.

El mayor problema de aplicación del Internet de las Cosas estriba en el espinoso asunto de la seguridad del mismo. Ya existen objetos dentro del ámbito doméstico que podemos controlar con un aparato electrónico, pero aún no están muy extendidos. ¿Qué pasará cuando el uso del Internet de las Cosas se generalice? Pues que no tardarán en aparecer los primeros hackers malintencionados, personas que con sus conocimientos podrían, por ejemplo, tomar el control de nuestro hogar.

Lisa y llanamente, esto significa que los sistemas de seguridad informáticos tendrán que avanzar a la par que lo hace esta tecnología, de forma que la seguridad ya no suponga un riesgo tan evidente. De momento esta tecnología aún está en pañales, así que las herramientas que deberán protegerla aún tienen tiempo de ponerse al día.

¿Estamos preparados para un cambio tan significativo?

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Es todavía muy pronto para aventurar nada, pero de momento no estamos listos para asimilar lo que es el Internet de las Cosas. Aún queda mucho, sin embargo, para que nuestro mundo digital se expanda de forma tan apabullante que se haga 44 veces mayor de lo que es hoy en día según señalan algunos estudios.

En cualquier caso, uno de los primeros usos del Internet de las Cosas va a ser fundamentalmente industrial, así que todavía pasarán unos cuantos años para que llegue a los hogares. Igual que sucedió con otros hitos tecnológicos importantes como las adopciones masivas de ordenadores personales o de teléfonos móviles, a las calles llegará de forma paulatina, de modo que probablemente ya estaremos listos para acoger la nueva tecnología cuando llegue.

Hoy por hoy cuesta mucho imaginar qué supondrá el Internet de las Cosas a nivel global, pero lo que no se puede negar es que su impacto sobre la vida cotidiana va a ser tremendo. De momento sólo nos queda esperar y ver qué sucede finalmente con este nuevo fenómeno tecnológico, que parece que ya va introduciéndose en nuestras vidas poco a poco.

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