Siete razones para utilizar un servicio DNS de un proveedor externo

Siete razones para utilizar un servicio DNS de un proveedor externo

El DNS (Domain Name Service) es el encargado de sustituir el nombre de las páginas web por su dirección IP. Por decirlo de alguna forma, el DNS se encarga de traducir el lenguaje humano y el lenguaje máquina, por ejemplo, cuando escribimos google.com en la barra de nuestro navegador, el DNS transforma ese google.com en la IP correspondiente, en este caso la 173.194.39.78.

Imagen genérica de un servidor

Todo esto pasa sin que nos demos cuenta, detrás de nuestros ojos, pero pese a estar oculto es una de las partes más importantes de la conexión a Internet.

Cuando contratamos una conexión a Internet, automáticamente se nos asigna el DNS de la compañía que nos sirve la conexión, por ejemplo, si es ONO quien nos ofrece la conexión usaremos, por defecto su servicio DNS para transformar las direcciones comprensibles para los humanos en direcciones IP, pero lo cierto es que este servicio se puede cambiar por uno de otra compañía de modo que, por ejemplo, teniendo contratado el Internet con Movistar, podremos usar el DNS público de Google, pero, ¿por qué querríamos cambiar el servicio DNS? A continuación os dejamos siete razones para hacerlo.

1. Posibles mejoras de velocidad

Una de las principales ventajas de cambiar el DNS por defecto es la mejora en la velocidad de la conexión. Esto varía según la localización del servidor y del cliente, pero por lo general, usar el DNS de Google o el OpenDNS es más rápido que usar el propio servicio de la compañía proveedora. En cualquier caso, lo mejor siempre es realizar un benchmark para saber si nos sale a cuenta cambiar el DNS o no. Para ello podemos usar herramientas como por ejemplo Nambench.

2. Posibles mejoras de fiabilidad

Este apartado va ligado de la mano con el anterior. Si el DNS por defecto que ofrece la compañía que nos sirve la conexión tiene un servicio lento y poco estable, la carga de las páginas web que visitemos puede verse afectada por la poca confiabilidad del sistema, pero si utilizamos un servicio externo estable y rápido, mejoraremos la carga de las páginas web, teniendo menos errores que si lo hacemos con un DNS poco estable.

3. Controles parentales

En muchas ocasiones lo que queremos es proteger a nuestros hijos e impedir el acceso a determinados lugares de dudosa reputación en Internet desde los equipos de nuestra red. Por ello, utilizando un DNS externo, y configurándolo correctamente podremos evitar la carga de estas páginas web.

4. Protección contra phishing

Este punto está especialmente enfocado para gente que tenga en su red equipos que corran con navegadores o sistemas operativos antiguos, pues los modernos ya traen sistemas anti-phishing instalados, pero los navegadores más antiguos no. Un DNS externo nos ayudará a evitar el phishing en la red. El phishing consiste en "pescar" contraseñas o datos confidenciales de forma ilegal mediante imitaciones de páginas u otros métodos.

5. Elementos de seguridad

A parte de todo lo dicho, el DNS externo nos ofrecerá por lo general más protección que un DNS normal. Por ejemplo, el Google Public DNS ofrece una característica llamada DNSSEC que no ofrecen la mayoría de proveedores de Internet. El DNSSEC consiste básicamente en asegurarse de que las peticiones del DNS sean correctas y precisas.

6. Acceder a contenido bloqueado por geolocalización

Como ya sabréis, hoy en día navegamos por una red en la que se nos bloquea contenido según el lugar del que proceda nuestra conexión. Habitualmente, esta geolocalización se hace a través del servicio DNS, es decir, yo ahora mismo estoy en España, y mi DNS habitual también, por lo que si trato de conectarme a Netflix, el sistema rechazará mi conexión y me dirá que como soy español no puedo acceder. Sin embargo, si me conecto mediante un DNS estadounidense, Netflix leerá mi conexión como si fuera un ciudadano de Estados Unidos y me dejará acceder a la página. Curioso, ¿verdad?

7. Hacer un by-pass a la censura

Este punto va muy ligado al anterior. Básicamente consiste en utilizar un DNS de fuera de nuestro país con la finalidad de podernos conectar a Internet como si fuéramos de otra nación. El ejemplo más claro del uso de un DNS externo con esta finalidad se dió cuando el gobierno del Reino Unido decidió censurar The Pirate Bay. Cientos de usuarios pasaron a utilizar un DNS externo para poder seguir haciendo uso del portal web sueco.

A grandes rasgos estos son siete de los muchos motivos que tenemos los usuarios para utilizar un DNS externo. Desde saltar filtros censuradores hasta mejorar la fiabilidad y velocidad de nuestra conexión. Una vez expuestos estos siete puntos, ya es decisión de cada uno elegir si quiere utilizar un DNS externo o prefiere quedarse con el que ofrece el proveedor de Internet por defecto, pero lo cierto es que, con lo fácil que es cambiar el servicio DNS, bajo mi punto de vista, creo que vale la pena hacerlo.

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